La pasarela se ha vestido de luto riguroso para una
colección de Hannibal Laguna
digna de la mejor de las alfombras rojas. Un tributo a los lienzos del
pintor Julio Romero de Torres en una propuesta sutil cargada de siluetas
largas y muy románticas. Un negro riguroso que sólo ha sido roto por la
riqueza del más preciado de los metales. El dorado ha acompañado la
colección protagonizando
impresionantes bordados y juegos de brillos con una puesta en escena con un gusto muy andaluz.
La gran maestría en el arte de la confección se ha demostrado a la hora
de apostar por los sutiles desflecados que han cubierto faldas en los
diseños cortos simulando volantes. Las transparencias han cubierto los cuerpos con una delicados encajes Valenciennes salpicados con pedrería.
Siluetas muy marcadas, con escotes palabra de honor y espectaculares colas de sirena que se abrían en una figura sublime con
reminiscencias flamencas.
Los hombros también se han cubierto con otras propuestas de manga larga
y cuello alto con corte al bies en la cintura, que dejaba caer
infinitas faldas de gasa con un poco de cola. Una colección cargada de
fuerza y seducción con un toque melancólico
Los vestidos cortos se han caracteridado por la rigidez
de la mano de la organza y el juego de volúmenes,
así como la asimetría en el escote en un excepcional juego de
contrastes. Un enfoque mucho más naïf pero no falto de elegancia y
feminidad.
En cuanto a los complementos, ni en invierno se va a renunciar a llevar
sandalias. Eso sí, siempre con medias tupidas para proteger las piernas
de las bajas temperaturas. Los guantes largos en negro esmaltado serán
el toque ideal para diseños propios de auténticas divas.
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